Esta ha sido mi vida, no tengo ganas en verdad de profundizar ni explicar muchas cosas porque no quiero herir susceptibilidades ajenas, y porque no tengo tantas ganas de escribir, así que es una breve pasada por todos los aspectos:
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Después de escribir en el post anterior, mi mente y yo llegamos a un acuerdo... ella se relajó bastante y aceptó hacer las cosas que yo quería, pero al final todo terminó tranquilamente como ella lo pedía. Y así, volvimos a ser una persona normal! o semi normal...
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Tengo que aclarar que no comparto celebrar la muerte de una persona, pero también reconocer que cedí ante la masa y... tomé champaña junto con el resto. Total, considerando que el viejo o lo que sea (como quiera llamarlo la gente) me hizo trabajar toda la tarde de un DÍA DOMINGO... y considerando que me inclino más por el lado de los que celebran...
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Descubrí un nuevo trauma dentro de mis ya muchos traumas creados a lo largo de mi vida. Cuestionándome esto de la Navidad, descubrí que odio recibir regalos tanto como tener que comprarl
os.
Por un lado... nunca logro disimular mi cara de: "la huea fea"... cuando me hacen un mal regalo... y me da lata!! porque es con buena intención al fin y al cabo.
Y comprar regalos es otra tortura: no me compro cosas a mi misma, porque nunca me gusta nada para mi, menos voy a encontrar algo decente para el resto, y al final termino comprando cualquier cuestión fea, y es peor RECIBIR la cara de: "la huea fea" de parte de la otra persona, así que creo que hace años que no regalo algo.
Y por su parte, mis papás hace años que no me regalan cosas a mí (aunque eso se los voy a cobrar esta navidad... con intereses... jejeje)
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Hace tiempo que me vengo dando cuenta que la vida tiene extrañas formas de equilibrar las cosas y, cuando una persona no es correcta con la otra, hace que de una u otra forma se dé vuelta todo.
Mi papá siempre me dijo... desde chica... que había que ser correcto con la gente porque no sabías las vueltas que puede dar la vida.
Y me he dado cuenta que es así, en experiencias propias y en experiencias ajenas.
Así que, el consejo de fin de año es: no hacer lo que no te gustaría que te hicieran a tí... y pensar en las demás personas involucradas cuando haces algo